Los perros tienen fama de comer todo lo que se les pone en el recipiente (o en el suelo de la cocina) pero no siempre es así. Algunos son delicados por naturaleza, husmean la comida y, si no les gusta, dan media vuelta. A otros les gusta nuestra comida y no se sienten atraídos por el pienso. Y a otros perros simplemente no les gusta lo que les dan y están cansados de comer todos los días lo mismo.
No hacer caso de la comida puede deberse también a que su dueño no sabe lo importante que es que su perro coma. Cada perro tiene una cabida diferente en el estómago. “Si sabe cuánto puede comer normalmente su perro, no insista en darle más cuando ya no tenga más hambre”, explica Peter Borchelt, psicólogo canino de la Asociación de conductismo animal de Brooklyn, Nueva York. Un perro que pesa aproximadamente dos kilos necesita unas 250 calorías diarias, mientras que uno de 45 Kg. necesita unas 2.400 calorías.
Sea cual sea la razón de la indiferencia que muestra su perro, existen maneras de conseguir que la hora de las comidas sea un momento agradable. He aquí los consejos de los expertos.
Encuentre el sabor adecuado.
“Algunas veces la manera más fácil de acabar con los remilgos es dar con una comida que le guste”, dice el doctor Borchelt. Algunas personas se inclinan por una marca en concreto sin pensar si a su perro le gusta o no. “Si tuviera un niño que odiara el pollo y las espinacas, no le obligaría a comérselas -dice el doctor Borchelt-. En lugar de eso le daría pavo y zanahorias.”
“Si su perro nunca se ha mostrado muy entusiasmado por la comida, intente darle alimentos diferentes -propone el doctor Borchelt-. Vaya probando nuevas marcas o combinaciones hasta que encuentre una que le guste. Cuando lo haga, no se deshaga de ella.” A muchos perros les gusta comer lo mismo cada día, por lo que no hay ninguna razón para variar los alimentos mientras esté contento con lo que come.
Olvídese de la comida humana.
“Los perros que están acostumbrados a nuestra comida, suelen despreciar la comida para perros; dice Daniela Ortner, psicóloga canina de Los Ángeles. No sólo porque una chuleta de cordero huela mejor que el pienso. “Se trata también de un aspecto social”, dice el doctor Borchelt. Es decir, que tal vez le guste simplemente porque usted está allí mientras come.
“Aunque no le importe que su perro esté junto a la mesa, no conviene darle los restos”, dice el doctor Borchelt. Nuestra comida no le proporciona todos los nutrientes que necesita. Además, puede ser que le cueste digerirla.
No siempre resulta fácil convencer a los perros para que dejen de comer nuestros alimentos y vuelvan a ingerir pienso. Para realizar el cambio, sustituya poco a poco la comida humana por la canina. Al principio, deberá darle el 80% de la comida a la que esté acostumbrado y el 20% de la comida que quiere que tome. Tras un día o dos, aumente el porcentaje de comida para perros en la mezcla. Siga haciéndolo hasta que coma básicamente comida para perros. Para evitar que su perro coma lo que le guste y deje el resto, conviene mezclar los alimentos con un poco de agua templada en una licuadora y removerlos bien.
Permanezca a su lado cuando coma.
Dado que su predilección por la comida humana se debe en parte a su deseo de estar cerca de usted, estimule su apetito permaneciendo a su lado. A los pocos días (o en algunos casos, semanas) apártese cada vez un poco más. Con el tiempo aprenderá a comer su comida sin su compañía.
Limite la duración de las comidas.
Algunos perros ven la comida y dan media vuelta porque saben que ese mismo plato, u otro incluso mejor, estará allí la próxima vez que se acerquen. Si le da de comer siempre a la misma hora, podrá “controlar” su apetito, por lo que estará hambriento y dispuesto a la hora de comer. Retírele el plato pasada media hora si no ha comido nada. De esta forma sabrá que si no se da prisa, perderá la oportunidad de comer.
Prepare comidas interesantes.
Algunos perros se alegran de tomar pienso para desayunar y para cenar. Otros comienzan a tener remilgos porque les gusta variar. Prepare comidas más interesantes, por ejemplo, mezclando comida deshidratada y fresca o dándole un tipo de comida por la mañana y otro por la noche.
No pasa nada por concederles caprichos de vez en cuando, sobre todo cuando pierden el apetito temporalmente porque no se encuentran bien. “Una manera de conseguir que coma es echar queso parmesano en el plato”, dice Robin Kovary, adiestradora de perros, experta en conducta animal y directora del American Dog Trainer’s Network, en Nueva York. “O déle un poco de hígado liofilizado en polvo o de caldo de pollo, pero no lo mime demasiado”, añade Kovary. “Corre el riesgo de que se decante por comer sólo eso.”
Escoja olores fuertes.
“El aroma también tiene mucho que ver con el encanto culinario, así que decántese por alimentos que huelan mucho. Los alimentos en conserva son los que más huelen, seguidos de los semideshidratados, mientras que los deshidratados son los que menos huelen. Los alimentos en conserva contienen carne, pescado y cereales, algunos más aromáticos que otros. Deberá comprobar cuáles le hacen babear. Mientras que un producto elaborado con hígado puede gustarle mucho, uno de pollo puede no llegar a impresionarle.
Caprichos peligrosos
Incluso los perros que tienen por costumbre dejar el plato lleno de comida, se ponen de pie y prestan atención a un capricho delicioso. Por esta razón, la gente intenta a veces seducirlos con un poco de chocolate, el capricho más sabroso de todos. “A los perros les gusta, pero se trata de uno de los peores alimentos que pueden ingerir”, asegura Janice M. Posnikoff, veterinaria de Tustin, California. El chocolate contiene un componente llamado teobromina, que puede causar fuertes diarreas. El chocolate fundido es muy malo para los perros porque contiene casi nueve veces más de teobromina que el chocolate con leche.
El problema que tiene el chocolate, además de un sabor tentador, es su aroma. Los perros pueden olerlo desde el otro lado de la habitación y son capaces de cualquier cosa por probarlo, como hacer pedazos un paquete que esté abierto o asaltar el mostrador. “Para mantener a su perro seguro, mantenga el chocolate fuera de su alcance y, a ser posible, cierre la puerta”, dice la doctora Posnikoff.
Fuente Articulo Original: Aperrados.com
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